Milei, Massa y Bullrich, el dilema en las generales de octubre

Más allá de las encuestas, y de las ausencias de los líderes de los espacios políticos, se avanza hacia una renovación generacional en estos 40 años de Democracia que ininterrumpidamente se vive en el país.

Este 22 de octubre no será una elección más en la historia democrática del país, ya que este año se van a conmemorar las primeras 4 décadas consecutivas desde que se terminó con la Dictadura Cívico – Militar que se impuso entre 1976 y 1983. El resultado de la Guerra de Malvinas aceleró el proceso de retirada para que los militares convoquen a elecciones y así se celebraron en 1983 con el triunfo del radicalismo encarnado en la figura del Dr. Raúl Alfonsín, el último político que movilizó grandes masas por convicción.

Luego llegó Carlos Ménem, al cierre de la década de los 80, con la Convertibilidad de Domingo Cavallo y se afianzó la estabilidad democrática. Incluso, con la crisis de partidos, la desintegración social y económica de los 90, el achicamiento de la clase media y el default de 2001 con crisis institucional con escape del presidente Fernando De La Rúa en helicóptero incluida, la joven democracia siguió resistiendo. Luego hubo un periodo de recuperación de la economía, se expandieron derechos sociales y se pasó a otra etapa que tras algunos años de despilfarro de bonanza con Néstor Kirchner y luego, con el último periodo de gestión de Cristina Fernández, se entró en un declive – que continuaron Mauricio Macri y Alberto Fernández- que es inversamente proporcional a la suba del dólar, la pobreza, la indigencia y la inflación. Sin embargo, la democracia se mantiene firme y a punto de soplar las 40 velitas.

Con este contexto, y a dos días de que el país vuelva a las urnas, donde se elegirá el destino de la patria por los próximos cuatro años como mínimo, se conocieron las primeras encuestas sobre la intención de voto de la gente si las elecciones generales fueran ahora.

Por su puesto, que sería un comicio muy diferente si participaran del mismo los líderes de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos, por lo menos. Incluso si el Presidente de la Nación buscara su relección. Sin embargo, el panorama es distinto y los actores que surgieron también lo son. Es más, quien se imponga impondría sus ideas sin condicionamientos de los líderes de los espacios.

Volviendo a las encuestas, en sí, todas las que se publicaron dan ganador a Javier Milei, quien no solo mantiene su porcentaje de votantes, sino que lo supera en algunos puntos, rondando el 33 por ciento. En segundo lugar, Sergio Massa sumó un poco más y abandonó ese tercer lugar que había conseguido en las Primarias Abiertas, Obligatorias y Simultáneas, lo que le daría la posibilidad de entrar a un balotaje. Completando el podio aparece Patricia Bullrich, que no está logrando sostener la cantidad de votantes que obtuvo junto a Horacio Rodríguez Larreta en las PASO.

Una de las encuestas más esperada es la del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) que fue la consultora que menos margen de error tuvo en los comicios de 2019 y para las elecciones de agosto pasado.

Según los datos obtenidos de un universo de 2500 personas, la encuesta lo pone a Milei con un 33,2% de la intención de voto, seguido por su contrincante de Unión por la Patria, Sergio Massa, con un 32,2% (y una batería de anuncios económicos de última hora) y la presidenciable de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, con 28,1%.

Pero hay que tener cuidado con las encuestas que se publican y no caer en la tentación y en los posibles falsos discursos. Desde sectores del peronismo sostienen que los datos que manejan es que el libertario oscila entre el 35 y el 38 por ciento, y que el candidato de Unión por la Patria entre el 30 y el 33 por ciento. Pero deja muy por debajo a Bullrich quien aparece con una intención de voto entre el 19 y el 23 por ciento. Lo que busca el oficialismo es polarizar con Milei.

En este escenario el desafío parece tenerlo Bullrich, quien tiene que luchar por conseguir el voto de la derecha. El discurso de ella tuvo que modificarse para poder lograrlo, porque la palabra “cambio” que era la que la definía, donde ella llegaba como el cambio, quedó obsoleta en su espacio político porque ella ya es una figura conocida, por lo menos desde la época del gobierno de la Alianza donde encabezó ministerios hace más de 20 años. Por eso, ahora utiliza la palabra “orden”, para diferenciarse de Milei que es quien le arrebató el monopolio de la palabra “cambio”, donde él se muestra como el diferente tomando en cuenta la famosa “casta política”, nuevo-viejo término que puso de moda y que tanto pegó en la clase media.

Bullrich tiene que apuntar a absorber los votos que consiguió Larreta, mantener los propios y robarle a Milei y a Massa electorado para entrar a un balotaje. El libertario, por su parte, tiene su piso asegurado y busca robarle votos a Bullrich, pero también a los sectores del kirchnerismo que están enojados con la situación actual del gobierno y la falta de representatividad que ven en Massa.

Con este panorama es difícil que Milei pueda imponerse en primera vuelta, como dicen algunos, porque está lejos del 45 por ciento que necesita para triunfar y tampoco por ahora están dadas las condiciones para que le saque 10 puntos porcentuales al segundo. Pero si la líder del Pro empieza a caer drásticamente en las encuestas, el riesgo del oficialismo de no llegar al balotaje es real porque probablemente muchos de los votos de ella vayan para La Libertad Avanza. Por eso la cuestión parece ser dividir, pero no beneficiar a uno solo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *