Rebelión en la Granja

Patos, leones, gatos y otras especies están desconcertados porque un tigre alborotó el avispero. De la reunión de Acassuso al balotaje aún queda un trecho en el que todo puede pasar.

A dos días de las elecciones generales Mauricio Macri y Patricia Bullrich sellaron un acuerdo con Javier Milei con el objetivo de derrotar a Sergio Massa y al kirchnerismo en el balotaje del 19 de noviembre.

Esta decisión pública, tras la reunión que los tres dirigentes tuvieron en Acassuso, desató lo que ya se esperaba tras la derrota del domingo: el colapso de Juntos por el Cambio. Dentro de este espacio político, el radicalismo, el larretismo y la Coalición Cívica, junto a los gobernadores radicales electos, se mostraron desilusionados con la decisión inconsulta tomada. Además, tienen argumentos para no apoyar al candidato de La Libertad Avanza, ya que éste los destrató durante toda la campaña, descalificaciones que no todos tienen intenciones de “hacer borrón y cuenta nueva”.

Incluso el propio Jorge Macri, ganador de la jefatura de gobierno –ya que Daniel Santoro, candidato de Unión por la Patria, se bajó porque no le daba para ganar y porque de esa manera se desmoviliza al votante de Juntos por el Cambio para noviembre- pidió “bajar dos cambios” ante la apresurada manifestación pública de apoyo a Milei. Claro está: Jorge Macri quiere mantener unidad a la coalición que lo llevó al gobierno porque, de romperse también en la capital, tendría problemas para garantizarse la mayoría en la legislatura porteña.

Ante esta rebelión a Mauricio Macri parece no importarle romper con la UCR, el larretismo y la Coalición Cívica de la siempre indomable Elisa Carrió. De hecho, desde que perdió la reelección en 2019 la relación con ese espacio quedó tensa, pero logró mantenerse hasta ahora. Incluso, a pesar de que el ex presidente se mostró muy cercano a Milei y que tuvo que salir muchas veces a respaldar a Patricia Bullrich, el partido se mantuvo junto; sin embargo, el daño ya estaba hecho y este miércoles el ex titular de Boca terminó de sepultar cualquier intento de unidad post generales.

Lilita Carrió fue determinante en su postura y llamó a los votantes a impugnar el voto ya que dijo que no puede acompañar al libertario porque, entre otras cosas, quiere legalizar el tráfico de órganos; y a Sergio Massa tampoco porque “es un mentiroso”.

Gerardo Morales, en tanto, explicitó que la UCR nacional no apoyará ni a Massa ni a Milei, pero achacó culpas al ex presidente Mauricio Macri, a quién responsabilizó por la derrota de Juntos.

Por el lado de Unión por la Patria se mantienen expectantes por esta situación, esperando a ver cómo se reconfigura Juntos por el Cambio. La orden es no meterse en la interna, no criticar ni opinar, quieren que se desangren solos. No obstante, Massa intentará persuadir a los radicales que integran ese espacio y que quedaron heridos tras la ruptura que supone la decisión del PRO.

Además, ni lento ni perezoso participa de algunos actos con intendentes de Juntos por el Cambio tratando de buscar un acercamiento sutil con ellos. El miércoles se reunió con los jefes comunales del oficialismo que ganaron las elecciones y les pidió que salgan a buscar el voto del radicalismo, espacio que se quedó con 27 municipios del interior de la provincia de Buenos Aires.

Volviendo al acuerdo entre libertarios y Juntos, tras conocerse la noticia y pasado el shock que provocó en propios y extraños, los medios de comunicación y ciertos comunicadores también hicieron su jugada y comenzaron a apoyar esta amalgama; unión que tiene puntos de contacto ideológicos entre ambos espacios, sí, pero que además los une el espanto de saber que se pueden quedar sin nada en manos del kirchnerismo que quieren hacer desaparecer.

Lo que viene

Ahora los dos candidatos a la presidencia tendrán la obligación de sumar más voluntades a sus propuestas, buscando votos en los demás espacios políticos. Tratarán de persuadir también a los electores de Juan Schiaretti y a los de Myriam Bregman. Una tarea difícil, pero Massa tiene suma experiencia en el mundo de la política y Milei deberá asesorarse mejor si quiere escalar ese ¿piso – techo? de los 30 puntos. Por lo pronto “el gatito mimoso” va a tener que mdoerar mucho su discurso; dejar de lado esa radicalización que le fue efectiva en las PASO pero que lo condenó al segundo lugar en las generales. Ahora, inevitablemente tiene que salir a hacer amigos y dejar a un costado tanto ego.

Esta situación actual de la coyuntura política es inédita en el país, por lo tanto, todo lo que viene es incierto. Lo único certero es la fecha del próximo debate entre los finalistas, el 12 de noviembre, en el cual la gente espera propuestas concretas y creíbles y no chicanas ni delirios de grandeza.

Cabe aclarar que ninguno de los dos candidatos presidenciales se tiene que sentir ganador, porque pensar de esa forma puede significar la derrota electoral. MIlei se creyó triunfador –incluso en primera vuelta- y terminó cediendo el primer lugar en manos de Massa. El tigrense, del mismo modo, no tiene que sentir que ya es el presidente porque lo volátil del voto puede jugarle en contra. Más allá de las generales, no se tiene que olvidar que vivimos inmersos en una inflación galopante, con la inseguridad creciente y con varios hechos de corrupción que se hicieron públicos. Asimismo, no se tiene que mostrar con figurar perjudiciales del kirchnerismo, porque ello puede restarle en la intención de voto de aquellos que lo miran de reojo a Massa.

Así, entre leones, patos, tigres, gatos y varias especies venenosas se dirimirá el futuro de este conventillo llamado Argentina.

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