La imprudencia de un Estado que no reconoce a sus egresados

Los estudiantes se reciben en carreras relacionadas a la salud, pero como tardan meses en darles los títulos los imposibilitan de tramitar su matrícula y, ello, los perjudica para conseguir empleos.

El principal objetivo de los estudiantes de carreras universitarias es poder concluir sus estudios de grado, recibirse, tener un título y, luego, pasar a otra etapa donde ingresan a la vida profesional para ejercer todo lo que aprendieron en las aulas con los profesores que los guiaron.

Eso se da en un mundo ideal o en países donde se toma en consideración el tiempo, el desarrollo y el futuro de las personas. En otros lugares, como en Argentina, se dan inconvenientes burocráticos inexplicables que perjudican la continuidad de los años de esfuerzo de aquellos que lograron terminar una carrera.

Es el caso, por ejemplo, de los Técnicos de Hemoterapia. Ellos realizan una labor esencial en materia de salud, ya que sus actividades están relacionadas con las terapias y diagnósticos que se efectúan con la sangre humana indicados y supervisados directamente por el médico, en la obtención, preparación, conservación y administración de los componentes sanguíneos y todas aquellas prácticas relacionadas con su desempeño profesional.

Sin embargo, no suelen tener el reconocimiento que merecen, ya que, una vez recibidos, no les dan el título correspondiente de manera inmediata y, por ende, se encuentran imposibilitados de tramitar su matrícula profesional. A veces pasan hasta seis meses para que puedan acceder al título; luego de ello, están habilitados para conseguir turno para poder tramitar la matricula profesional, lo que puede demandarles otros seis meses hasta obtenerla.

Esta situación no solo se da con los Técnicos de Hemoterapia; también sufren este problema los recibidos en medicina o los enfermeros, por ejemplo. Es un inconveniente estructural que afecta a muchas ramas de las carreras relacionadas con la salud.

De esta manera, los nuevos técnicos, los médicos o enfermeros no pueden acceder a trabajar en hospitales o clínicas ya que no tienen sus matrículas porque, literalmente, no son aceptados en ninguno de estos nosocomios públicos o privados.

Es lamentable que el sistema educativo del país se maneje en estas condiciones, dejando desguarnecidos –por lo menos, durante un año- a los egresados de la salud por cuestiones burocráticas que no tienen justificación alguna conocida. Deberían acelerarse los procesos para que las personas recibidas puedan empezar a ejercer lo más pronto posible ya que, después de todo, se trata de lo que les va a dar sustento económico. De lo contrario se está jugando con la desesperación y el bolsillo de la gente. Además, luego desde los gobiernos se demanda que falta personal profesional en los hospitales públicos y que ello dificulta la atención de los pacientes.

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