Cuando la política se ve afectada por personas que hacen politiquería

Acusaciones cruzadas, denuncias mediáticas, desconfianza en la dirigencia y en los candidatos emergentes, traen nuevamente al fantasma de Clemente para estos comicios.

El 2001 no solo es recordado por la caída del fallecido ex presidente Fernando de la Rúa, el corralito financiero, la rebelión en las calles y el “que se vayan todos”.


El dibujo Clemente, creado por Kaloi, fue uno de los más votados en las legislativas de ese año, lo que ponía en evidencia que los partidos políticos tradicionales estaban teniendo una fuerte crisis de representatividad en la sociedad de entonces, que se terminó de profundizar con esa “caída del sistema” del país en el mundo.


Desde allí se reclamó a la clase política que se ponga a la altura de las circunstancias y que saquen del pozo a la Argentina, cosa que se fue dando lentamente, que tuvo altos y bajos, pero que –como sucede en la historia de este país- vuelve a irse hasta abajo… lo peor es no saber si todavía se puede seguir cayendo más.
Tras cartón, cada vez que se aproxima una contienda electoral, empiezan a llover las acusaciones cruzadas, los pasados ocultos y las intencionalidades conspirativas de cada sector político.


La foto de Olivos hace rato que estaba en stand by para ser publicada en el momento oportuno, lo que le habría provocado 10 puntos de caída de imagen al presidente. Parece que no habría servido la publicación del video de esa misma fiesta – hecha por El destape Web, el medio oficialista (las operaciones de prensa son claras desde ambos lados del mostrador) – para contrarrestar la bomba que había explotado.
Mientras tanto sirve para hablar, ensuciar, hacer memes del presidente y el perro Dylan, y ver lo sucio que es todo. El “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago” está a la orden del día. Y del otro lado, se encargan de recordar que nos endeudaron a 100 años y que la metamorfotica (la palabra no existe pero se entiende que hace referencia a la metamorfosis) paladín porteño de Vidal atacó a los pobres y las universidades. Hay que desempolvar todo porque en esta guerra todo vale.


Ante este pequeño panorama, es entendible que la gente descrea de algunos políticos. Si nos mienten, nos piden que nos quedemos en casa y hacen fiestas de cumpleaños, si endeudan a varias generaciones, si van contra la educación pública, si hablan de un supuesto fraude electoral pero no presentan pruebas y no van a la justicia, a la fuerza la gente comienza a enojarse y a sentirse defraudada.


Y no olvidemos el factor económico, que es la clave en este tipo de elecciones. La inflación es insostenible, el deterioro del salario es una realidad, la línea de pobreza está cada vez más alta… son datos oficiales, no es una fantasía, o una “sensación” Anibal.

Y la perspectiva no parece positiva en el mediano plazo. Los comicios están a días de realizarse. El bolsillo va a jugar su papel, como siempre lo hace.
Respecto a la crisis de representatividad de los partidos políticos tenemos que entender que eso va más allá de los partidos en sí. La falta de candidatos potables hace que haya una fisura en el sistema bipartidista, lo que da lugar a la aparición de candidatos emergentes. Pasó con la izquierda en su momento obteniendo escaños en varias legislaturas del país. Y ahora puede pasar con adoradores de Domingo Cavallo y las recetas del FMI, como el caso de Javier Milei con su partido Libertario.

No es casual que resurja este pensamiento neoliberal. El sistema lo permite y no está mal que lo haga. El tema es que cuando la gente ya probó con los partidos tradicionales y estos no funcionaron, es posible que migren hacía los emergentes. Pero no siempre lo distinto significa que es la mejor opción. En realidad, es la respuesta inmediata que busca una sociedad que quiere un cambio para sí mismos, en forma individual, aunque esto signifique más pobreza en su alrededor.


A pesar de todo ello, de los políticos que hacen politiquería, de un país que no tiene políticas de estado a largo plazo, más allá de los personajes grotescos que surjan, de los candidatos del marketing, de los niños “bien, pretenciosos y engrupidos” y de los idealistas chavistas con aires castristas con paladar de fino champagne, la política no debe mancharse, porque todo es política y debemos defenderla en las urnas, nos guste o no, pero siempre bajo el sistema democrático.

Las urnas tienen que estallar de votos y ellos tienen que reflejar el estado de ánimo de la sociedad de nuestro país. Esperemos que esta vez sean escuchados. Martin N.

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