Más allá de que dejó escapar la chance de subir a la Primera Nacional contra Talleres, el club tiene más cosas en el haber que en el debe, debido a una política prolija de recuperación institucional.
El pitazo final del partido que El Trueno Verde perdió contra Talleres de Remedios de Escalada para ascender a la Primera Nacional de manera directa, fue un baldazo de agua fría que cayó sobre los más de 17 mil hinchas que se hicieron presentes a la cita en el estadio Malvinas Argentinas de Los Polvorines, el pasado sábado 28 de octubre. También lo fue para los miles de simpatizantes que siguieron los acontecimientos por la televisión, la radio o por Internet.
El 1 a 0 fue concluyente, aunque en un match parejo estaba para cualquiera en verdad. Se lo llevaron para el sur y en nuestra región quedó una sensación amarga porque realmente hay equipo para lograr el objetivo. Ahora, los dirigidos por “el sapito” Coleoni tendrán una nueva chance para codearse con los grandes de las categorías del ascenso, pero, primero deberán superar en un reducido a Deportivo Armenio y, sobre todo, recuperar a los jugadores en el aspecto anímico. Si llegan a la final tendrán que jugar un partido único contra el ganador del reducido del Federal A (zona interior)
Más allá de lo deportivo, lo que queremos destacar en estas líneas es la cuestión institucional. El club, desde que autoridades municipales de San Miguel –con Fernando Insaurraga a la cabeza, pero también con Hugo Reverdito, entre otros- intervinieron en la vida cotidiana del mismo, sumado el aporte financiero que hicieron los dueños de Jano´s Eventos, y la colaboración del municipio de Malvinas Argentinas con la deuda que tenían los terrenos que la institución tiene en Los Polvorines, hicieron que con el tiempo se pudiera levantar la quiebra que venía aquejando al club desde hace años. Ese fue el primer paso para ir hacia una normalización institucional en un futuro próximo, es decir para elegir autoridades en una Comisión Directiva.
Además, San Miguel experimentó una gran transformación en su sede social, donde se hicieron reformas significativas en su interior y fachada, reasignando recursos y locales gastronómicos, por ejemplo. En el Complejo de Los Polvorines también hubo mejoras, como la nueva tribuna lateral que da sobre la calle Medrano, aumentando la capacidad del estadio.
Retomando lo sucedido el sábado, el club demostró que es el más importante de la región, al movilizar a una cantidad de simpatizantes impresionante que comenzaron a vivir la final desde el lunes previo cuando se pusieron a la venta las entradas. El sentido de pertenencia que generan esos colores en la gente hizo que lleguen hinchas desde todos los rincones para presenciar la fiesta que no fue en el resultado, pero que sí lo fue en las tribunas.
Tras el final del partido, es para destacar el comportamiento del público local. Mientras los jugadores de Talleres festejaban sin problemas con los pocos hinchas que pudieron venir desde Escalada, los hinchas locales brindaron un aplauso a los players de San Miguel y, luego, a los de la visita por el ascenso conseguido. Fue una muestra de madurez del público local que se fue masticando bronca, pero con la esperanza intacta para encarar el reducido y así tener un logro más para el club.