El triunfo del kirchnerismo con 15 puntos de diferencia (3,7 millones de votos) frente al macrismo, deja como principal reto a Mauricio Macri, «redoblar el esfuerzo» para atraer la confianza de los mercados y de los argentinos a dos meses y medio de las elecciones generales.
“¡A volver, vamos a volver!”. Esos eran los gritos que se escuchaban anoche en las afueras del búnker del Frente para Todos, del candidato Alberto Fernandezy su compañera de fórmula, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Pasadas las 22:00 el sorpresivo escenario ya estaba confirmado. Es que el triunfo del kichnerismo con 15 puntos de diferencia por sobre el binomio de Juntos por el Cambio, del mandatario Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto en las Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias (PASO) fueron catalogadas por algunos analistas como “irreversibles”, a tres meses de las elecciones presidenciales, mientras que los medios internacionales hicieron eco de la “durísima derrota”.
Si bien las encuestas vaticinaban un triunfo del Frente para Todos, nadie predijo que la brecha sería tan amplia, nada menos que 3,7 millones de votos de diferencia. La fórmula Fernández-Fernández obtuvo el 47% de los votos, mientras que la fórmula Macri-Pichetto consiguió el 32%. Por eso, estas primarias que eran consideradas como una “gran encuesta nacional” -puesto que cada partido presentó solo una candidatura- reflejó el oscuro panorama para el macrismo para el 27 de octubre.