La violencia que tuvo que soportar el presidente y su séquito reavivó el debate sobre el clima social y las consecuencias de sus políticas más recientes, que impactaron directamente en jubilados, personas con discapacidad y jóvenes.
Durante su gestión, el presidente Javier Milei ha impulsado medidas que impactaron negativamente en sectores sensibles de la sociedad, como jubilados, personas con discapacidad y jóvenes. Entre las más resonantes, se encuentra el veto presidencial a leyes que beneficiaban a los jubilados y a las personas con discapacidad, interpretado como un golpe directo a los más vulnerables. Además, relevamientos recientes muestran una caída significativa en la confianza de los jóvenes, un sector que había sido clave para su victoria electoral.
Con este descontento se suma el estilo confrontativo que el propio presidente exhibe públicamente. Milei ha calificado a distintos actores sociales y políticos como “kukas”, “chorros”, “casta”, “parásitos” y “delincuentes”, generando un clima de hostilidad que se retroalimenta. Incluso, el día de la agresión en La Matanza (bastión kirchneristas por excelencia), respondió con insultos desde su camioneta a los vecinos que lo cuestionaban. A ellos los llamó “corruptos” y “planeros”, en lugar de intentar generar diálogo.
En este contexto, si bien la agresión física que sufrió Milei no encuentra justificación alguna, resulta comprensible que ciertas decisiones y discursos desde el poder hayan encendido la indignación de parte de la ciudadanía. El problema no se limita a un hecho aislado: refleja una fractura social cada vez más profunda y una sensación de frustración que encuentra una vía de escape en las calles.
La pregunta que queda abierta es si el Gobierno tiene la voluntad de cambiar el rumbo, moderar su discurso y atender los reclamos de los sectores golpeados por la crisis. Porque, aunque la violencia nunca debe ser la respuesta, tampoco puede naturalizarse que un presidente, con la responsabilidad que su cargo implica, se maneje con agresiones verbales y políticas que generan enfrentamiento.