Méndez encara un desafío de cuatro años

 

Elegido para gobernar el distrito, el intendente tiene por delante la responsabilidad de gestionar un San Miguel que repuntó en obras en los últimos años.

Desde hace varios años Jaime Méndez viene acompañando a Joaquín de la Torre en el gobierno municipal. Aunque siempre tuvo un perfil bajo, supo ocupar la cartera de Obras Públicas de la municipalidad y muchas veces fue felicitado por su capacidad de trabajo.

Prudente de palabras, supo esperar –o se la encontró- la posibilidad para estar al mando de la comuna. Sucedió que con el ingreso de Cambiemos al poder, en el 2015, el intendente de entonces comenzó a ocupar funciones en la provincia de Buenos Aires, y Méndez fue elegido por él para reemplazarlo interinamente.

Ese intineranto le permitió demostrar que estaba preparado para asumir esa responsabilidad, porque no es fácil llevar adelante un municipio de la noche a la mañana. Sin embargo, bajo su gestión se ejecutaron una gran cantidad de obras que se hicieron en conjunto con la provincia de Buenos Aires y la Nación.

Méndez, más allá del nuevo rol que le tocó ocupar, nunca dejó atrás el perfil bajo que lo caracteriza, ni siquiera se pronunció agresivamente contra la oposición en lo que fue la siempre áspera campaña electoral pasada.

Muchos esperaban que no le diera la espalda para conseguir quedarse con la intendencia en el 2019. No obstante, Méndez obtuvo una amplia ventaja sobre su competidor más cercano y no dejó lugar para la duda. Ahora, en la próxima apertura de sesiones, los ediles opositores no podrán gritarle «intendente interino» en forma despectiva.

Ahora le toca ponerse al frente del distrito con el voto popular. Claro que Joaquín de la Torre seguirá haciendo política y va a ser un sostén importante. Pero es Méndez quien se debe poner San Miguel al hombro en este tiempo.
Este momento se da en un contexto particular e importante, debido a que el distrito es uno de los pocos en el conurbano que sigue siendo de Cambiemos. Mientras en Nación y Provincia gobierna el peronismo. Por ello serán cuatro años que, a priori, pintan difíciles para los sanmiguelinos. Es por eso que serán un desafío que tengan por delante. Porque hay que seguir trabajando y tratar de mantener la cantidad de obras que venían teniendo.

Por el momento no es para menospreciar las tareas hidráulicas en el arroyo Los Berros y de pavimentos e hidráulicas en los barrios Barrufaldi, Santa Brígida y Mitre, que gracias a la obra pública que se ejecutó en esos lugares en los últimos años han crecido y mejorado la calidad de vida de los vecinos, ya que también cuentan con centros de salud y Centros de Desarrollo Infanto Familiar; además, se construye la terminal de ómnibus de larga distancia en Gral. Lemos, una edificación muy necesaria para que los colectivos dejen de levantar pasajeros en plena avenida Balbín. Como estas, otras tareas se llevan adelante y así debe ser, sin tener en cuenta el color político de cada estamento. Otros esperan que Méndez tenga la misma muñeca para el trato con Kicillof que la que tuvo a la hora de gestionar obras para San Miguel.

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